¿Por qué cuando tengo ansiedad me late tan fuerte el corazón?
Un dato a recordar es la activación del sistema nervioso simpático que se produce cuando aparece ansiedad. Mi cuerpo se prepara ante el peligro percibido (sea real o no) y se activa para prepararse a él.
La actividad del sistema nervioso simpático produce un aumento de la frecuencia cardíaca y de la fuerza de los latidos. Estos cambios son vitales en la preparación para la actividad ya que aceleran el flujo sanguíneo, aumentando así la llegada de oxígeno y energía a los tejidos, lo que facilitará la puesta en marcha de la conducta de huida.
La sangre es desviada de los lugares donde en ese momento de urgencia no es tan necesaria, hacia las áreas donde más se la necesita.
Por ejemplo, la sangre disminuye su caudal en la piel y en los dedos. Esto es útil porque si el organismo es atacado y se produce un corte, es menos probable que se desangre hasta morir.
Es por eso que durante la ansiedad la piel se ve pálida y se siente fría, los dedos se ponen fríos, y a veces se experimentan entumecimientos y hormigueos.
Por otra parte la sangre se desvía hacia los músculos grandes, como los bíceps y los cuádriceps, donde más se la necesita para ayudar al cuerpo a prepararse para la acción.
Todo esto recuerda que es una preparación adaptativa de nuestro cuerpo ante una amenaza. Siempre con el fin de sobrevivir a dicho peligro la ansiedad nos ayuda,
¿Y por qué se producen mareos?
Como hemos visto antes, la sangre disminuye su presencia en la piel para ser desviada hacia la masa muscular y poder reaccionar más rápido. Pues bien, los músculos, en la emergencia, requieren de toda la energía que puedan obtener. Y esa energía es transportada por la sangre. Es por eso que también el flujo sanguíneo del cerebro se ve reducido al desviarse hacia donde más se lo necesita. Esta reducción de caudal, en el cerebro se manifiesta como mareos, inestabilidad, sensación de irrealidad y visión borrosa.
Estos cambios circulatorios, a pesar de la sintomatología que producen (los mareos asustan y molestan mucho), no son peligrosos en absoluto.
De nuevo, recuerda que si este mecanismo de defensa fuera peligroso en sí mismo (por ejemplo desmayarnos y que el agresor nos hiera), entonces no sería útil y, por lo tanto, no se habría desarrollado este sistema de defensa.
La ansiedad no es peligrosa.
¿Las sensaciones de inestabilidad y de ahogo, significan que puedo desmayarme o quedarme sin aire?
No. Recuerda que si ocurriera tal cosa el mecanismo de defensa (la reacción de miedo) sería peligroso en lugar de útil y necesario. Y si aquello que debe preservarnos fuera peligroso para nuestra vida, entonces ese mecanismo no existiría (no habría perdurado a través de la evolución, por no ser adaptativo/exitoso). Estas son las razones por las cuales no se producen desmayos ni ahogos durante una verdadera crisis de pánico.
La respuesta de lucha/huida (o la crisis de pánico) se asocia a un aumento en la velocidad y profundidad de la respiración, lo cual es de gran importancia ya que mi cuerpo necesita más oxígeno que el habitual para activarse. Sin embargo, ese necesario (y no peligroso) aumento de la respiración, suele generar sensación de falta de aire, ahogo o asfixia.
A pesar del temor que puedan provocarnos tales sensaciones, no debemos olvidar (y es útil que nos lo repitamos una y otra vez a nosotros mismos, sobre todo en medio de las crisis) que esos cambios del ritmo respiratorio generados por la ansiedad tienen el objetivo de protegernos, de optimizar la respuesta de nuestro cuerpo frente al peligro.
¿Por qué la ansiedad me hace transpirar?
La activación de la respuesta de lucha/huida que genera la ansiedad produce un aumento de la transpiración. De ese modo, la piel se vuelve más resbaladiza y difícil de agarrar por un atacante. Además, es una manera de eliminar calor y evitar el excesivo sobrecalentamiento que podría producirse con la acción.
Como vemos, más allá de las molestias que causa, el aumento de sudoración también sirve para protegernos del peligro percibido.
¿Qué otros cambios se producen en el cuerpo?
La activación del simpático genera una gran cantidad de síntomas ninguno de ellos peligroso.
Por ejemplo, las pupilas se dilatan para permitir que entre más luz, lo cual puede provocar visión borrosa o manchas o sombras frente a los ojos.
La salivación disminuye. El sistema digestivo reduce su actividad, lo que, con frecuencia, puede provocar náuseas, pesadez en el estómago...
Finalmente, muchos de los grupos musculares se activan en su preparación para la lucha/huida, y esto resulta en sensaciones subjetivas de tensión, que pueden incluso generar, en ocasiones, temblores y sacudidas musculares.
La Ansiedad es una de las emociones más conocidas y a la vez más incomprendidas. Cuando uno sufre un cuadro de ansiedad la psicoeducación es el primer paso para trabajar y mejorar en el manejo de la ansiedad. Es por ello que uno de los primeros pasos que realizo con mis pacientes en mi terapia online para trabajar la ansiedad es conocer qué es la ansiedad, por qué la sufrimos y qué podemos hacer para aprender a manejarla con eficacia. Si sufres ansiedad y quieres conocer más sobre ella y aprender herramientas para manejarla, te animo a ponerte en contacto conmigo y comenzar a entender y manejar tu ansiedad.
Biografía:
Ansiedad, estrés, pánico y fobias. 100 preguntas, 101 respuestas. Enzo Cascardo y Pablo E. Resnik
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