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Foto del escritorMarta Cordero psicóloga

Como fomentar la autonomía y responsabilidad en nuestros hijos e hijas

Actualizado: 22 dic 2020

Se pueden tomar algunas medidas para fomentar la responsabilidad:

  • Establecer normas y límites: Josefina Aldecoa dice que nada desconcierta más a los niños que la ausencia de normas. Aunque a veces producen rechazo, éste desaparecerá en la medida que los límites y las normas se integran en un sistema coherente de convivencia.

  • Ayudarles en la toma de decisiones desde pequeños: esto empezará por tareas pequeñas, como eligiendo qué jersey se van a poner. Conforme van creciendo se puede contribuir a la toma de decisiones de manera que no les genere tensión.

  • Ser claro a la hora de expresar a nuestros hijos e hijas lo que esperamos de ellos, no podemos esperar a que ellos adivinen nuestros pensamientos.

  • Enseñarles a valerse por sí mismos y a que se enfrenten a nuevas situaciones. Cuando confían en sí mismos, es cuando empiezan a asumir sus responsabilidades.

  • Ayudarles para la posibilidad de fracasar: a veces, por protegerles demasiado, no dejamos que hagan las cosas a su manera. Para madurar en necesario que exploren, que corran riesgos, y que vean por ellos mismos que de los fracasos también se aprende.

  • Ponerles algunas tareas a desempeñar, aunque sean pequeños, siempre habrá algo que puedan hacer. Por ejemplo: recoger los juguetes, el cuarto, poner y/o quitar la mesa, comprar el pan, lavarse los dientes, cuidar los materiales, hacer los deberes, puntualidad, etc.

  • Marcar bien los horarios: no es lo mismo invierno que verano, o días lectivos que fines de semana. Establecer tiempo de estudio y de ocio.

  • Estar disponible para mostrar apoyo cuando sea necesario. Todos los niños y niñas necesitan el apoyo de una persona adulta. Tener la seguridad de que pueden contar con sus padres en caso de necesidad, les hará tener más confianza para explorar en su mundo. Es importante que el padre y/o la madre no se haga responsable de una tarea de su hija o hija. Está bien ayudarle y/o acompañarle, pero nunca haga que su hijo se desentienda, es importante que aprendan que las cosas requieren un esfuerzo.

  • Valorar sus esfuerzos. Esto puede hacerse estableciendo un programa de recompensas, pero no de manera que se vea como un soborno, sino como una forma de motivación por comportarse de manera responsable. Puede hacerse elogiando el trabajo realizado y/o con otro tipo de premios, que no tienen porqué ser algo material.

  • No cumplir con las responsabilidades tiene que tener consecuencias.



Pero ¿cómo podemos ayudar a nuestros hijos e hijas a que sean personas autónomas?

  • Hay que proyectar en el niño una imagen positiva, para que se valore y se respete. Poner etiquetas no ayuda. Si un niño escucha infinidad de veces lo que piensan de él, terminará creyéndoselo y actuará en consecuencia.

  • Exigir tareas por encima de sus posibilidades puede llevar a que los niños se frustren y se desmotiven.

  • Aumentar el grado de exigencia de manera gradual, una vez que los niños tengan superadas las habilidades para realizar una tarea.

  • No evitar los conflictos. Cuando esto ocurra, hay que dotarles de recursos para que puedan enfrentarse a ellos.

  • Hay que cumplir los pactos que hagamos con ellos.

  • Culpabilizarles si algo les sale mal no favorecerá su nivel de tolerancia a la frustración.

  • Los niños tienen que sentir que tienen todo el cariño y apoyo de sus padres. Esto les hará sentir respaldados y valorados.

Cuando se produce el salto a la adolescencia, van a necesitar menos protección que la que han recibido en su infancia. Este cambio exige por parte de padres y madres una actitud comprensiva y hay que intentar situarse con perspectiva desde el lugar de nuestro hijo o hija adolescente. Establecer límites. Los y las adolescentes se resisten a los límites que se les imponen, pero los necesitan.

  • Acompañarles en su camino a la independencia pero sin controlarles. Necesitan explorar su identidad, cometer sus propios errores y que aprendan de ellos.

  • Ser consecuentes con nuestras actuaciones. De nada serviría establecer un horario de llegada los fines de semana, si luego no hacemos nada cuando las incumplen de forma sistemática.

  • No juzgarles. A veces no nos gusta su forma de vestir, o que escuchen un tipo de música. Estas acciones no determinan su futuro, tenemos que entender que es un proceso de exploración y respetar las decisiones que no entrañen un riesgo como desarrollo a su edad adulta. Otra cosa muy diferente sería que decidieran dejar sus estudios.



 

Referencias

O. Gómez Gómez y J. Martín Nieto (2013). Cómo fomentar la autonomía y responsabilidad en nuestros hijos e hijas. Guía para padres y madres. CEAPA.

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